July 2009 Archives
Don Fulgencio El Obispo de la
comarca.
Por José Manuel Juárez Vázquez
Uno de los más cercanos del Rey es sin duda el Obispo de la comarca que
desde su posición privilegiada escucha antes que muchos de los súbditos las más
finas estrategias que se tejen en los salones reales. Uno de los más leales es
sin duda don Fulgencio el Obispo de la comarca, quién por su cercanía a su
majestad es el que se apresta a salir al campo de batalla, siempre con su
deslizar sesgado, por sus caminos del mismo color, para permitir entre otras
cosas la seguridad real en el rincón mas alejado del palacio a cal y canto de
la torre, otro de los Obispos escucha los secretos de confesión de
Cuando en la batalla suele quedar las llamadas piezas menores, la
caballería y los Obispos, suelen las mas de las veces, la caballería sucumbir
ante el embate de los obispos, principalmente si estos se hacen pareja, los
estragos en el campo de batalla son catastróficos y muestran su real poderío.
Uno sólo de los obispos controla la mitad del campo de batalla, pero los
dos controlan el campo en su totalidad, y suelen ser muy buenos amigos de las
torres del castillo, con quienes cuando se coordinan adecuadamente, dominan
cabalmente a los ejércitos enemigos, sin darles muchas oportunidades de
brindarles espacio, terminando por asfixiarlos.
Al final de la batalla cuando quedan ejércitos de a pié, suelen
atacarlos en las últimas filas para debilitarlos y hacer una masacre en cadena,
tomar una de los caminos oblicuos e
impedir que alguno de los soldados rebase su jurisdicción.
Se cuentan leyendas de combates memorables en los que incluso, suelen
ser mortíferos al atacar al soberano enemigo con una posición que han sido
calificadas de "locuras" de "mates de Obispos Locos". Y entre los obispos más
legendarios se cuenta el de un Dios de los cielos escaqueados: Bobby Fischer.
Fin
Federación Peruana de Ajedrez: A Emilio le parece poco nuestro apoyo
El presidente de la
FPDA dijo a RPP.com.pe que joven ajedrecista está ´desorientado´ y que no
reconoce el esfuerzo que hacen por él. Aclaró que sí apoyan a deportistas.
En diálogo con RPP.com.pe, el presidente de la Federación Deportiva Peruana de Ajedrez (FPDA),
Milton Iturry, cree que el joven ajedrecista Emilio Córdova está
"desorientado" y le recordó que fue formado por la FPDA. Agregó que a
éste le parece poco el apoyo que le brinda el Estado.
Como se recuerda,
Córdova argumentó que por el limitado apoyo de nuestras autoridades deportivas
analiza nacionalizarse mexicano y que representará a ese país en el torneo
Continental de Brasil.
"No creo que sea un acto de rebeldía, sino que es una falta de
orientación, está desorientado. El Estado y las Federaciones apoyan a los
deportistas, pero eso no significa que les resuelvan la vida. No son una
beneficencia", dijo a Iturry a RPP.com.pe.
"Por encima de
todo tiene que estar su futuro, todos queremos que nuestros talentos se que
queden. Emilio ha nacido en el Perú y ha sido formado por la federación. Él
puede decir que es por su talento, pero nadie nace genio, eso falso",
prosiguió el titular de la FPDA.
Iturry comentó que
si Emilio tiene "otras aspiraciones" y cree que en otro país puede
conseguirlo estaría bien su cambio de nacionalización.
"Él es libre
de escoger nacionalizarse, si él desea ser español, cubano o mexicano, tiene
toda la libertad de hacerlo. Nosotros vamos a seguir apoyando a los deportistas
peruanos", acotó.
Además, dejó claro
que todos los deportistas reciben en cierto modo un apoyo por parte de las
federaciones, aunque reconoció que no es mucho porque manejan un presupuesto
muy limitado.
Indicó que para el
torneo Continental de Brasil, la FPDA había gestionado los pasajes para que
Emilio sea trasladado de México al país "carioca" y que lo haría en
condición de "extra", ya que el ajedrecista oficial es Julio Granda.
"Los
deportistas "extras" cubren sus gastos. A Emilio se le ofreció unos
pasajes desde México hasta Brasil como una apoyo, pero el también quería otros
gastos. El apoyo ofrecido le parece poco", aseveró.
"Dentro de
nuestras carencias le hemos ofrecido algo de apoyo", concluyó.
EL REY NEGRO |
Juan José Arreola |
(J'ai aux échecs joué devant Amours |
Charles d'Orleans) |
Yo soy el tenebroso, el viudo, el inconsolable que sacrificó la última torre para llevar un peón femenino hasta la séptima línea, frente al alfil y el caballo de las blancas. Hablo desde mi base negra. Me tentó el demonio en la hora tórrida, cuando tuve por lo menos asegurado el empate. Soñé la coronación de una dama y caí en un error de principiante, en un doble jaque elemental... Desde el principio jugué mal esta partida: debilidades en la apertura, cambio apresurado de piezas con clara desventaja... Después entregué la calidad para obtener un peón pasado: el de la dama. Después... Ahora estoy solo y vago inútil de blancas noches y de negros días, tratando de ocupar casillas centrales, esquivando el mate de alfil y caballo. Si mi adversario no lo efectúa en un cierto número de movimientos, la partida es tablas. Por eso sigo jugando, atenido en última instancia al Reglamento de la Federación Internacional de Ajedrez, que a la letra dice: Inciso 4) Cuando un jugador demuestra que cincuenta jugadas, por lo menos, han sido realizadas por ambas partes sin que haya tenido lugar captura alguna de pieza ni movimiento de peón. El caballo blanco salta de un lado a otro sin ton ni son, de aquí para allá y de allá para acá. ¿Estoy salvado? Pero de pronto me acomete la angustia y comienzo a retroceder inexplicablemente hacia uno de los rincones fatales. Me acuerdo de una broma del maestro Simagin: el mate de alfil y caballo es más fácil cuando uno no sabe darlo y lo consigue por instinto, por una implacable voluntad de matar. La situación ha cambiado. Aparece en el tablero el Triángulo de Deletang y yo pierdo la cuenta de las movidas. Los triángulos se suceden uno tras otro, hasta que me veo acorralado en el último. Ya no tengo sino tres casillas para moverme: uno caballo rey y uno y dos torre. Me doy cuenta entonces de que mi vida no ha sido más que una triangulación. Siempre elijo mal mis objetivos amorosos y los pierdo uno tras otro, como el peón de siete dama. Ahora tres figuras me acometen: rey, alfil y caballo. Ya no soy vértice alguno. Soy un punto muerto en el triángulo final. ¿Para que seguir jugando? ¿Por qué no me dejé dar el mate pastor? ¿O de una vez el del loco? ¿Por qué no caí en una variante de Legal? ¿Por qué no me mató Dios mejor en el vientre de mi madre, dejándome encerrado allí como en la tumba de Filidor? Antes de que me hagan la última jugada decido inclinar mi rey. Pero me tiemblan las manos y lo derribo del tablero. Gentilmente mi joven adversario lo recoge del suelo, lo pone en su lugar y me mata en uno torre, con el alfil. Ya nunca más volveré a jugar al ajedrez. Palabra de honor. Dedicaré los días que me queden de ingenio al análisis de las partidas ajenas, a estudiar finales de reyes y peones, a resolver problemas de mate en tres, siempre y cuando en ellos sea obligatorio el sacrificio de la dama. |
del libro Confabulario Total (1962 Tomado de la página: Metajedrez. Gracias |