Qué le falta al ajedrez en Guanajuato. Se puede afirmar que todo.
El desinterés terminó por ganar. En los años 70's y 80's había Asociación Estatal y hasta incipientes Ligas Municipales con clubes de ajedrez. Se pueden enumerar, pero no es necesario. Para quien lo dude, lo puede constatar en los libros de periódicos que existen en las hemerotecas de la ciudad. Y fue precisamente en esas dos décadas que de este sistema deportivo surgió el único atleta del ajedrez para la entidad.
Nos referimos al Ingeniero Juan Edgardo Pacheco Vega.
Pero cómo y de dónde emerge Juan Edgardo. En plena juventud, y dicho por el mismo Kenneth Frey, éste, varias veces campeón nacional, Juan Edgardo fue considerado un candidato serio al título de la primera fuerza nacional.
En el entorno del momento en la ciudad, como se indica, había varias clubes de ajedrez, cuyos miembros coincidían a jugar en la sala de juegos del Círculo Leonés Mutualista. Este sitio, ahora centenario y en donde casi de siempre se practicó informalmente el juego ciencia, era muy importante para la formación de los ajedrecistas leoneses que surgieron en esa época, por el fogueo que ahí recibían.
Edgardo fue el más sobresaliente. Podemos citar solo algunos de su generación: Eduardo Guzmán, con quien sostuvo una leal rivalidad deportiva, Pedro Medina, Jesús Obregón, Juan Sánchez y Mario de María y Campos.
Además, había que vencer a todos los veteranos, que, aunque no teóricos, sí la experiencia de muchos años de ir tarde con tarde al Círculo habían aprendido a hacer un juego fuerte y agresivo, que en ocasiones resultaba muy eficaz. En este crisol, se forjaron aquellos ajedrecistas.
Hay que destacar que Edgardo tiene en su padre la real formación como ajedrecista. No sólamente le da a conocer, las nociones, principios y conceptos del ajedrez, sino lo más importante, le crea una personalidad que lo lleva adelante en sus intervenciones en los torneos en los que participa.
El atleta, de la rama que sea, es algo muy diferente de un simple jugador de ajedrez, por muy buenos resultados que obtenga.
El atleta se impone sus propios retos. El atleta se maneja bajo valores éticos. Y la competencia finalmente es el medio para autoevaluarse después de un arduo programa de entrenamiento, que en la mayoría de los casos, aunque parezca paradógico, en un acto reflejo, el atleta del ajedrez es entrenador de sí mismo.
En nuestros días se acabaron los clubes. Fuera de uno o dos que realmente están activos. Los ajedrecistas que se consideran activos y de torneo, tienen rating de tercera fuerza, porque en esa categoría se inscriben voluntaria y especulativamente cuando salen a jugar. Van dizque por un premio en efectivo, que contado peso a peso, en caso de ganarlo, es realmente una minucia. Una limosna. A cambio de ese espejismo, han dejado pasar su vida activa como ajedrecistas, tan efímera como es.
Retomando los custionamientos iniciales. Ha faltado una oganizacón del ajedrecita como lo mandan tanto la Ley del Deporte como los mismos Estatutos de la Asociación Estatal. Hay unas Olimpiadas Nacionales en donde a los ganadores, desde los 10 hasta los 20 años de edad, se les premia con medallas de oro, bronce y plata.
Vegetan a lo largo de todas las categorías, y cuando ya son unos adultos, y que se enfrentan a la realidad de competir en un Nacional Abierto, son un verdadero desastre, por lo menos ha pasado con los ajedrecistas guanajuatenses.
Hay una Asociación que ante las autoridades correspondientes, cumple con tener los "papeles en regla como lo exige la normatividad". Normatividad para quién o quiénes, porque ya no hay ajedrecistas de torneo en Guanajuato con nivel competitivo, tan es así, que durante muchos años se ha incumplido con la realización oficial del Campeonato Estatal.
A nadie le interesa ya lo que haga o deje de hacer la Asociación Estatal. El desinterés por el legítimo ejercicio y práctica de la política deportiva ha acabado con todo sentido de organización. Y culmino con una última pregunta ¿A quién beneficia todo este estado de cosas?.