Transformaciones de la Diosa Caissa.
Por José Manuel Juárez Vázquez
Sergio llegó corriendo de la escuela hasta la sala y dejando caer la mochila en el piso, con voz alegre saluda a su mamá que en ese momento se encontraba en la cocina:
-Ya llegue mamá- se acerca apresuradamente y con curiosidad a los sartenes que se encontraban sobre la estufa.
-Que bueno hijo-contesto la madre sin dejar de hacer la comida que con mucho sacrificio preparaba para ella y su hijo-¿cómo te fue en la escuela?
-Bien-dicho lo anterior al mismo tiempo que levantaba la tapa de la cacerola que contenía una aromática sopa de lentejas- uhm...que bien hule, ¿me sirves por favor?
-primero lávate las manos y recoge los libros que dejaste en la puerta, ya te he dicho que debes de ser ordenado...luego se ensucia la mochila y así la traes en la escuela...me da una mortificación. ¡Deja de estar metiendo la mano en la comida! Mugroso.
-Oh, ma es que tengo hambre...
-No importa tienes que sentarte a la mesa como Dios manda. Lávate las manos. Ahí esta el jabón en el fregadero. ¿Te dejaron tarea?
-No
-¿Seguro? Porque lo mismo me dijiste la semana pasada y resulta que la maestra me regaño porque no la hacías.
-Bueno me dejaron poquita, pero luego la hago, que al cabo esta re-fácil.
-Nada, chiquito, me la hace ahorita, no quiero que te pongas a ver la tele y dejes la tarea para después...luego ni la haces.
-No mamá, voy a ver un ratito las caricaturas, después la hago.
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-El Rey se mueve para todos lados, así...-La maestra movía la pieza del Rey para uno y otro lado de la posición donde se encontraba originalmente, un cuadro a la vez.-...¿Ves?
-Aja...-asintió Sergio al tiempo que tomaba una Dama entre sus pequeñas manos.
-Recuerda la regla número uno del ajedrez: No tomar las piezas mientras no te toque jugar...-al tiempo que le retiraba la pieza de sus manos y la volvía a poner sobre el tablero.
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¡Jaque mate!-exclamo jubiloso, Sergio a la par que volteaba hacia todos lados, La maestra le guiño el ojo a la par que con gusto buscaba al juez.
¡Gane!¡Gane, maestra lupita¡- Sergio se acercaba con la expresión mas alegre que hubiese tenido nunca.
Ve y dile al juez que ganaste-dijo la maestra Lupita-mira allá esta.
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¡Mamá mira gane en el concurso de ajedrez!-decía Sergio al tiempo que se abalanzaba hacia su mamá y le mostraba una medalla que tenía colgada al cuello.
¡huy! Que bonita, mi pequeño Bobby Fischer, ve y cuelgala en la pared de tu cuarto del clavo del calendario-al tiempo que seguía lavando los trastes.
Sergio corría rápidamente hacia el cuarto.
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Mamá ya llegue, ¿me dejas salir a jugar con Pedro?
¿Ya guardaste tus libros?
Si
¿Y recogiste tu cuarto?
Si, mamá
¿Y ya hiciste tu tarea?
Si mamá, nomas me dejaron las tablas.
Bueno, puedes salir un rato, pero te espero a las 6:00.
Si mamá.
-la Mamá se queda observando detenidamente a Sergio mientras este se aleja y desaparece tras la puerta mas alto, mas seguro, mas maduro... y por un momento su mirada de madre se pierde en el tiempo.