CÓRDOBA. alcázar de los reyes cristianos
Cuento. Por José Manuel Juárez Vázquez
A la Memoria de Don Alejandro Báez quien logró recrear la imaginación de lo que pudo ser un hecho verdadero.
"En el alcázar de Córdoba, siendo el XVII de abril del año del Nacimiento de Nuestro Señor de mil CCCCLXXXXII, dentro de un enorme palacio-fortaleza cordobés que atesora en su interior la arquitectónica exquisita de varios periodos históricos, que incluyen restos romanos, visigodos y árabes, de muy hermosos jardines. He aquí que durante la estadía, de los Reyes Católicos, que gobernaron por ocho años y siendo un edificio de carácter militar construido por orden del Rey Alfonso XI, bisnieto del Rey Alfonso X, el sabio, y que escribiera el libro de los juegos, y un capitulo especial sobre el mas preferido de ellos, el ajedrez, así, en el año 1492, el palacio fue testigo de hechos memorable y trascendente, para España misma y para el mundo"
Es la estancia real, y en ella, mientras el Rey, Don Fernando el Católico Montañer se encuentra ensimismado con una partida de ajedrez, teniendo como contrincante, a Don Gonzalo, estando presente Don Francisco de Toledo, así como Fray Hernando de Talavera y la Reina, Doña Isabel la Católica Madrazo, todos los presentes con sobrios tocados, jubones de la época en color negro y capirote engarzado, junto con su esclavina y sus calzas apropiadas, pero ricamente bordadas, seguían el desarrollo de la partida en silencio, interrumpido, eventualmente, por un levísimo cuchicheo al oído por los que se encontraban en la sala. Ha tiempo que los jugadores se han enfrascado en una sana rivalidad, desde que por intercesión del Rey Fernando se había recuperado la ciudad de Granada meses antes y se estaba gozando de una relativa paz en el reino.
Entra con gran discreción el vasallo del Rey, se dirige hacia la Reina Isabel y le susurra al oído, esta asiente con la cabeza y el cortesano se retira igualmente con la misma discreción con la que entro, casi nadie lo notó. Por un momento, la partida continúo con los movimientos estratégicos con que pretendían derrotar a su rival y durante un momento de oportunidad, la Reyna se dirige con suavidad a los oídos de Don Fernando:
- "Tanto Monta..."
- "Monta Tanto..."- contesta, suavemente con voz muy pausada, Don Fernando, al tiempo que voltea y mira a los bellos ojos de su Reyna.
- "Conviene que sepades que su roque, al lado de su Rey non faze un buen escaque... vide su alferza.", Señala Doña Isabél.
- "Resolve el nudo gordiano..."- al tiempo que con ágiles dedos mueve su alferza con el apoyo de su propio alfil.
- "jaque mate". Exclama con orgullo.
-
"El Rey faze un mate de cristiano.." murmuro Fray Hernando
El Rey con un estupendo humor, departió con todos los presentes, y no oculto su ánimo, y mientras tomaba de la mano a Doña Isabel, esta le dice:
- "Oz espera Don Cristóbal Colón, mi amado Rey".
Fray Hernando de Talavera se vuelve hacia Don Fernando.
- "He Tollo las razones que eran sobejadas e dobladas, os aseguro que son verdaderas" arguyo, para la causa de Don Cristobal.
- "Ea, pues, que se haga la encomienda y se escriva el convenio"
Se realiza la encomienda, y seis meses posteriores, se descubre un nuevo mundo. Según se conto de generación en generación.
Fin